La toxina botulínica es uno de los tratamientos estéticos más efectivos y populares a nivel mundial para reducir las arrugas y líneas de expresión, logrando un aspecto rejuvenecido y natural sin necesidad de intervenciones quirúrgicas.

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Este procedimiento utiliza una proteína purificada que actúa relajando temporalmente los músculos faciales responsables de la formación de arrugas, brindando resultados visibles en poco tiempo y con una mínima molestia.

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¿Cómo funciona la toxina botulínica?​

La toxina botulínica se inyecta en pequeñas cantidades en los músculos faciales específicos, bloqueando temporalmente las señales nerviosas que causan su contracción. Al relajar estos músculos, la piel recupera una apariencia más lisa y rejuvenecida, reduciendo arrugas dinámicas como:

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• Líneas de la frente

• Patas de gallo (alrededor de los ojos)

• Líneas del entrecejo (arrugas glabelares)

• Líneas peribucales (código de barras)

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Además de su uso estético, la toxina botulínica es utilizada en tratamientos médicos para migrañas, bruxismo, sudoración excesiva y espasmos musculares.